**********CAPITULO
05***********
Gonzalo miró hacia
donde señalaba Sátur y vio el cuerpo sin vida de un hombre, que
colgaba de la rama de un árbol.
-Gonzalo: Alguien a ahorcado a
este pobre hombre.
-Sátur: No solo eso amo, mire sus pies.
Gonzalo miró los pies del cadáver y vio que no tenia pies.
-Gonzalo: Puede que un animal se aya comido los pies de este hombre.
-Sátur: No amo, mire allí.- Este señaló a la izquierda del cadáver, Gonzalo miró y vio que los pies estaban allí tirados.
-Gonzalo: Pues no ha sido un animal.
-Sátur: No amo, tiene que haber sido una persona, ya que un animal no arranca los pies y los deja ahí tirados.
-Gonzalo: Tienes razón Sátur.
Gonzalo se dirigió al cadáver y miró detrás de este, en la espalda vio un trozo de papel clavado con una daga, este agarró el papel y lo quitó de allí.
-Sátur: ¿Que ha encontrado amo?.
-Gonzalo: Un trozo de papel, que parece una nota, pero no logro entender la letras.
-Sátur: Déjeme ver.
Gonzalo le dio el papel a Sátur y este si que entendió la letra.
-Sátur: Pone, que este hombre murió a manos de los señores de la ciudad perdida, por haber profanado la ciudad.
-Gonzalo: ¿Profanado la ciudad?.
-Sátur: Eso es lo que pone.
-Gonzalo: Que raro, a no ser que intentara robar algo de allí.
-Sátur: Puede ser amo ¿por cierto quienes son los señores de la ciudad perdida?.
-Gonzalo: Son los protectores de la ciudad.
-Sátur: Pues son un poco bestias.
-Gonzalo: Puede ser, yo pienso que no deberían de haber llegado hasta este extremo con ese pobre hombre.
-Sátur: Puede ser, pero ya esta echo, ya no podemos hacer nada.
-Gonzalo: Tienes razón, será mejor que sigamos nuestro camino.
-Sátur: Buena idea amo.
Ambos volvieron al rio se subieron a los caballos y se alejaron de allí.
Mientras tanto Esteban estaba en la ciudad perdida, él estaba en el templo y de allí estaba intentando substraer una joya muy valiosa. Se trataba de una esfera color rosa que estaba echa de un material precioso e irrompible que valdría muchísimo dinero en el mercado. Así que esteban estaba tratando de substraerla de donde se encontraba lo que ocurría era que dicha joya estaba sobre un pedestal, si la joya era quitada de ahí se activaban unos mecanismos que activaban unas trampas mortales para quien hubiera quitado la joya de ahí.
Esteban estaba mirando el pedestal, este sacó de su bolsillo una piedra mediana y miró la joya.
-Esteban: Esto debería de funcionar.
Poco a poco acercó la piedra al pedestal, agarró la joya con su otra mano y fue quitándola mientras iba soltando la piedra sobre el pedestal, tras unos agónicos minutos la piedra quedo sobre el pedestal y Esteban tenia la joya en la mano, había conseguido quitar la joya sin que las trampas se activaran.
Este rápidamente se guardó la joya en el bolsillo y salió del templo, corrió lo mas rápido que pudo hasta salir de la ciudad.
Corrió y corrió por el camino hasta que se encontró con Sátur y Gonzalo.
-Esteban: Hey.
Gonzalo rápidamente se puso el embozo y se giró mirando hacia el chico.
-Águila: Hola Esteban ¿Ya has acabado lo que tenias que hacer en la ciudad?.
-Esteban: Em no, yo necesito tu ayuda Águila Roja.
-Sátur: A no, no eso si que no, nosotros ya volvíamos a casa.
-Águila: Shh Sátur. ¿que ocurre Esteban? ¿para que necesitas mi ayuda?.
-Esteban: Yo...yo no encuentro a mi hija.
-Águila: ¿Para eso querías ir a la ciudad perdida, por que estaba tu hija?.
-Esteban: Si vivíamos ahí. Pero he ido a casa y mi casa esta...vacía no hay nadie, ni rastro de mi mujer ni de mi hija. Estoy muy preocupado tienes que ayudarme a dar con ellas.
-Águila: Esta bien iremos a la ciudad perdida y buscaremos a tu mujer e hija.
-Sátur: Pero amo, nosotros volvíamos a casa.
-Águila: Lo se Sátur pero no podemos volver sin ayudar a Esteban a encontrar a su familia.
-Sátur: Esta bien.
-Águila: Volvamos a esa ciudad y te prometo Esteban que encontraremos a tu mujer e hija.
-Esteban: Muchas gracias Águila.
-Águila: No hay de que, venga súbete en el caballo con Sátur.
-Sátur: ¿Pero por que no se sube con usted?.
-Águila: No me discutas.
Sátur suspiró ya que no podía hacer nada.
Esteban se subió detrás de Sátur y todos se encaminaron hacia la ciudad perdida.
Pasaron las horas y ya estaba oscureciendo así que los chicos acamparon en un plano del bosque apartado del camino.
La noche transcurrió tranquila, a la mañana siguiente los chicos partieron bien temprano, pasaron toda la mañana cabalgando sin descanso ya al medio día al fin llegaron a la entrada de la ciudad perdida.
-Sátur: Oh al fin, la verdad es que ya no siento el trasero.
-Águila: Jaj no seas exagerado Sátur.
-Sátur: No estoy acostumbrado a viajes tan largos sobre el caballo sin poder bajar.
-Águila: Bueno pues ya hemos llegado.
-Esteban: Seguidme, mi casa esta por aquí.
Comenzaron a descender la cuesta siguiendo a Esteban, este los condujo hacia su casa, al llegar entraron.
-Sátur: Oh bonita casa.
-Esteban: Cuando llegué mi mujer e hija no estaban mirad todo esta normal, no hay signos de que alguien entrara a la fuerza.
-Águila: Tienes razón, no hay signos de que hayan entrado por la fuerza, que raro todo.
-Sátur: ¿Y si se han ido ellas por su propia voluntad?.
-Esteban: No eso es imposible ¿donde van a ir?.
-Águila: No sabemos si se han ido por su propio pie o alguien se las ha llevado. Esteban ¿tenias enemigos?.
-Esteban: En este pueblo no, apenas hacia unos meses que lleguemos a vivir aquí.
-Águila: Es todo muy raro, vayamos a mirar por los alrededores y preguntemos a la gente de la ciudad puede que alguien haya visto a tu mujer e hija.
-Esteban: Ya pregunté al panadero que vive justo enfrente de casa y él no vio ni oyó nada raro.
-Águila: Pues si alguien las ha raptado ha sido muy sigiloso y ha ido con mucho cuidado de no ser descubierto.
-Esteban: ¿Pero por que iba alguien a querer raptar a mi familia? Yo soy un humilde campesino, no tengo dinero casi ni para comer.
-Águila: Pues no lo se Esteban yo no se nada de ti, no se si tienes enemigos. Puede que alguien las haya raptado por venganza hacia ti.
-Esteban: No se yo no se si alguien me odiaba tanto como para raptarlas.
-Sátur: Tengo hambre.
-Águila: Sátur este no es el momento de comer.
-Sátur: ¿A no? Llevamos medio día sin descansar ni comer, yo ya apenas tengo fuerzas necesito comer.
-Águila: Anda Sátur toma estas monedas y vete a comprar una hogaza de pan y algo de carne seca.
-Sátur: Esta bien.
Sátur cogió las monedas que le dio su amo y salió de la casa, este iba camino del horno cuando de pronto oyó una conversación que no debía, como era muy curioso se escondió y siguió oyendo aquella conversación entre un soldado y el que era el comisario de esa ciudad.
-Sátur: No solo eso amo, mire sus pies.
Gonzalo miró los pies del cadáver y vio que no tenia pies.
-Gonzalo: Puede que un animal se aya comido los pies de este hombre.
-Sátur: No amo, mire allí.- Este señaló a la izquierda del cadáver, Gonzalo miró y vio que los pies estaban allí tirados.
-Gonzalo: Pues no ha sido un animal.
-Sátur: No amo, tiene que haber sido una persona, ya que un animal no arranca los pies y los deja ahí tirados.
-Gonzalo: Tienes razón Sátur.
Gonzalo se dirigió al cadáver y miró detrás de este, en la espalda vio un trozo de papel clavado con una daga, este agarró el papel y lo quitó de allí.
-Sátur: ¿Que ha encontrado amo?.
-Gonzalo: Un trozo de papel, que parece una nota, pero no logro entender la letras.
-Sátur: Déjeme ver.
Gonzalo le dio el papel a Sátur y este si que entendió la letra.
-Sátur: Pone, que este hombre murió a manos de los señores de la ciudad perdida, por haber profanado la ciudad.
-Gonzalo: ¿Profanado la ciudad?.
-Sátur: Eso es lo que pone.
-Gonzalo: Que raro, a no ser que intentara robar algo de allí.
-Sátur: Puede ser amo ¿por cierto quienes son los señores de la ciudad perdida?.
-Gonzalo: Son los protectores de la ciudad.
-Sátur: Pues son un poco bestias.
-Gonzalo: Puede ser, yo pienso que no deberían de haber llegado hasta este extremo con ese pobre hombre.
-Sátur: Puede ser, pero ya esta echo, ya no podemos hacer nada.
-Gonzalo: Tienes razón, será mejor que sigamos nuestro camino.
-Sátur: Buena idea amo.
Ambos volvieron al rio se subieron a los caballos y se alejaron de allí.
Mientras tanto Esteban estaba en la ciudad perdida, él estaba en el templo y de allí estaba intentando substraer una joya muy valiosa. Se trataba de una esfera color rosa que estaba echa de un material precioso e irrompible que valdría muchísimo dinero en el mercado. Así que esteban estaba tratando de substraerla de donde se encontraba lo que ocurría era que dicha joya estaba sobre un pedestal, si la joya era quitada de ahí se activaban unos mecanismos que activaban unas trampas mortales para quien hubiera quitado la joya de ahí.
Esteban estaba mirando el pedestal, este sacó de su bolsillo una piedra mediana y miró la joya.
-Esteban: Esto debería de funcionar.
Poco a poco acercó la piedra al pedestal, agarró la joya con su otra mano y fue quitándola mientras iba soltando la piedra sobre el pedestal, tras unos agónicos minutos la piedra quedo sobre el pedestal y Esteban tenia la joya en la mano, había conseguido quitar la joya sin que las trampas se activaran.
Este rápidamente se guardó la joya en el bolsillo y salió del templo, corrió lo mas rápido que pudo hasta salir de la ciudad.
Corrió y corrió por el camino hasta que se encontró con Sátur y Gonzalo.
-Esteban: Hey.
Gonzalo rápidamente se puso el embozo y se giró mirando hacia el chico.
-Águila: Hola Esteban ¿Ya has acabado lo que tenias que hacer en la ciudad?.
-Esteban: Em no, yo necesito tu ayuda Águila Roja.
-Sátur: A no, no eso si que no, nosotros ya volvíamos a casa.
-Águila: Shh Sátur. ¿que ocurre Esteban? ¿para que necesitas mi ayuda?.
-Esteban: Yo...yo no encuentro a mi hija.
-Águila: ¿Para eso querías ir a la ciudad perdida, por que estaba tu hija?.
-Esteban: Si vivíamos ahí. Pero he ido a casa y mi casa esta...vacía no hay nadie, ni rastro de mi mujer ni de mi hija. Estoy muy preocupado tienes que ayudarme a dar con ellas.
-Águila: Esta bien iremos a la ciudad perdida y buscaremos a tu mujer e hija.
-Sátur: Pero amo, nosotros volvíamos a casa.
-Águila: Lo se Sátur pero no podemos volver sin ayudar a Esteban a encontrar a su familia.
-Sátur: Esta bien.
-Águila: Volvamos a esa ciudad y te prometo Esteban que encontraremos a tu mujer e hija.
-Esteban: Muchas gracias Águila.
-Águila: No hay de que, venga súbete en el caballo con Sátur.
-Sátur: ¿Pero por que no se sube con usted?.
-Águila: No me discutas.
Sátur suspiró ya que no podía hacer nada.
Esteban se subió detrás de Sátur y todos se encaminaron hacia la ciudad perdida.
Pasaron las horas y ya estaba oscureciendo así que los chicos acamparon en un plano del bosque apartado del camino.
La noche transcurrió tranquila, a la mañana siguiente los chicos partieron bien temprano, pasaron toda la mañana cabalgando sin descanso ya al medio día al fin llegaron a la entrada de la ciudad perdida.
-Sátur: Oh al fin, la verdad es que ya no siento el trasero.
-Águila: Jaj no seas exagerado Sátur.
-Sátur: No estoy acostumbrado a viajes tan largos sobre el caballo sin poder bajar.
-Águila: Bueno pues ya hemos llegado.
-Esteban: Seguidme, mi casa esta por aquí.
Comenzaron a descender la cuesta siguiendo a Esteban, este los condujo hacia su casa, al llegar entraron.
-Sátur: Oh bonita casa.
-Esteban: Cuando llegué mi mujer e hija no estaban mirad todo esta normal, no hay signos de que alguien entrara a la fuerza.
-Águila: Tienes razón, no hay signos de que hayan entrado por la fuerza, que raro todo.
-Sátur: ¿Y si se han ido ellas por su propia voluntad?.
-Esteban: No eso es imposible ¿donde van a ir?.
-Águila: No sabemos si se han ido por su propio pie o alguien se las ha llevado. Esteban ¿tenias enemigos?.
-Esteban: En este pueblo no, apenas hacia unos meses que lleguemos a vivir aquí.
-Águila: Es todo muy raro, vayamos a mirar por los alrededores y preguntemos a la gente de la ciudad puede que alguien haya visto a tu mujer e hija.
-Esteban: Ya pregunté al panadero que vive justo enfrente de casa y él no vio ni oyó nada raro.
-Águila: Pues si alguien las ha raptado ha sido muy sigiloso y ha ido con mucho cuidado de no ser descubierto.
-Esteban: ¿Pero por que iba alguien a querer raptar a mi familia? Yo soy un humilde campesino, no tengo dinero casi ni para comer.
-Águila: Pues no lo se Esteban yo no se nada de ti, no se si tienes enemigos. Puede que alguien las haya raptado por venganza hacia ti.
-Esteban: No se yo no se si alguien me odiaba tanto como para raptarlas.
-Sátur: Tengo hambre.
-Águila: Sátur este no es el momento de comer.
-Sátur: ¿A no? Llevamos medio día sin descansar ni comer, yo ya apenas tengo fuerzas necesito comer.
-Águila: Anda Sátur toma estas monedas y vete a comprar una hogaza de pan y algo de carne seca.
-Sátur: Esta bien.
Sátur cogió las monedas que le dio su amo y salió de la casa, este iba camino del horno cuando de pronto oyó una conversación que no debía, como era muy curioso se escondió y siguió oyendo aquella conversación entre un soldado y el que era el comisario de esa ciudad.
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