**********CAPITULO
03***********
Ambos salieron de la
cueva, Águila llevaba en su mano derecha una antorcha que había
traído echa de casa y había encendido previamente en la cueva con
el pedernal.
-Sátur: Amo.
-Águila: Dime Sátur.
-Sátur: ¿Que haremos cuando lleguemos a la ciudad?.
-Águila: Pues dejaremos a Estaban en la ciudad y nosotros esperaremos a que acabe y lo llevaremos a un lugar seguro.
-Sátur: ¿A si?.
-Águila: Claro, nosotros no tenemos nada que hacer en esa ciudad, solo estamos acompañando a Esteban y nada mas. Lo que él tenga que hacer en ese lugar, eso solo le incumbe a él.
-Sátur: Esta bien amo.
-Águila: Y ahora dejate de preguntas y ayudame a buscar leña.
-Sátur: Si amo.
Águila y Sátur se encontraban cogiendo leña cuando de pronto se oyeron unas pisadas detrás de ellos.
-Águila: Parate Sátur.
-Sátur: ¿Que ocurre amo?.
-Águila: He oído pisadas, Sátur quedate quieto detrás de mi.
-Sátur: Esta bien amo.
Sátur obedeció a su amo y se quedó detrás de él, Águila sacó la katana y se quedó mirando hacia el lugar del que habían provenido las pisadas, tras unos minutos de detrás de los arbustos salió un ciervo.
-Sátur: Vaya, ya es el segundo animal que nos asusta hoy.
-Águila: Hay que estar alerta, no nos podemos confiar, se que los bandoleros se esconden por estos lugares así que mantengámonos bien alerta.
-Sátur: Esta bien amo.
-Águila: Bueno creo que con esta leña tenemos suficiente, volvamos a la cueva.
-Sátur: Si.
Águila y Sátur volvieron a la cueva y allí se unieron a Esteban que seguía sentado en el mismo sitio.
-Águila: Ya hemos vuelto.
Esteban dio un brinco.
-Esteban: Uh que susto, me había quedado dormido jeje.
-Águila: Normal debes de estar agotado, bueno encenderé un fuego y podremos entrar en calor.
-Sátur: Buena idea, pero amo.
-Águila: Dime Sátur.
-Sátur: ¿Que vamos a cenar?.
-Águila: No te preocupes por eso, he traído carne seca.
-Sátur: Oh, usted tan previsor como siempre.
-Águila: Claro, yo sabia que este viaje nos iba a llevar unos cuantos días, así que traje provisiones y si no bastan pues cazaré algo, la comida no es problema.
-Sátur: Ya veo.
Águila sacó el pedernal y lo frotó con la daga, de hay saltaron unas chispas Sátur acercó un poco de pasto y este prendió, pusieron la llama en el suelo y le pusieron palos finos, al cabo de unos minutos ya tenían una hoguera.
-Esteban: Oh que calorcito.-Este se acercó a la hoguera y tendió las manos para calentarselas un poco.
Águila se acercó a las alforjas de su caballo y sacó la carne seca, le dio unos cuantos trozos a Esteban y Sátur y él se fue fuera a comer, ya que no se quería quitar el embozo delante de Esteban.
Al acabar de cenar todos se fueron a dormir menos Águila que se quedó vigilando, ademas no se quería dormir sabiendo que Esteban podía levantarse y al verlo dormido quitarle el embozo y ver su identidad, la verdad era que Gonzalo estaba comenzando a desconfiar de Esteban.
Tras unas cuantas horas Sátur se despertó y se acercó a su amo.
-Sátur: ¿Amo, usted no duerme?.
-Águila: No, yo prefiero mantenerme despierto y así vigilaré.
-Sátur: Esta bien amo, yo voy a seguir durmiendo.
Sátur volvió a su sitio y se tumbó.
El resto de la noche transcurrió tranquila, Águila se fue a otra cueva que había cerca de allí y en ella pudo dormir un poco.
Ya por la mañana Águila volvió a la cueva donde estaban los demás.
-Águila: Venga levantad que hay que seguir.
-Sátur: Oh amo, déjenos dormir un poco mas.
-Águila: Sátur no me seas gandul y levanta de una vez.
Sátur de muy mala gana se levantó, Esteban ya se había levantado y estaba recogiendo las cosas.
Tras unos minutos todos salieron de la cueva y se dirigieron hacia la ciudad perdida.
-Águila: Si no me falla la memoria al medio día habremos llegado.
-Sátur: ¿Enserio?.
-Águila: Si.
-Esteban: Estupendo.-Este sonrió sin que lo vieran.
Tras unas horas Águila se paró frente a un gran arco de piedra, este se bajó del caballo y caminó hacia el arco.
-Águila: Bien pues ya hemos llegado, esta es la entrada a la ciudad perdida.
-Sátur: ¿Esa? ¿pero si atrás no se ve ninguna ciudad, si solo se ve bosque.
-Esteban: Oh es la entrada, la recuerdo.
-Águila: Sátur, la ciudad esta abajo, el arco está en una pequeña colina y la ciudad esta abajo, por eso desde ahí no puedes ver la ciudad, ven acercate.
Sátur se acercó hacia donde estaba su amo.
-Águila: Atraviesa el arco y asomate.
Sátur hizo lo que su amo le dijo.
-Sátur: Oh pues es cierto ahí debajo hay una gran ciudad.
-Águila: Bueno Esteban pues ve a hacer lo que tengas que hacer en esa ciudad, nosotros te esperaremos aquí.
-Esteban: ¿Esperarme?.
-Águila: Claro después te llevaremos a un lugar seguro.
-Esteban: No hay necesidad, yo me quedo aquí.
-Águila: Oh.
-Sátur: Vámonos amo.
-Águila: Bueno pues ten mucho cuidado.
-Esteban: Lo tendré y muchas gracias.
-Águila: No hay de que.
-Sátur: Vámonos amo.
Sátur miraba a Esteban de reojo, este no se fiaba del chico.
Águila y Sátur se subieron a los caballos y comenzaron a alejarse de aquel arco de piedra.
Esteban los observaba con una sonrisa de satisfacción en la cara.
-Esteban: Jeje pronto desapareceréis, par de imbéciles.
Su risa se volvió una carcajada muy escalofriante.
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-Águila: Dime Sátur.
-Sátur: ¿Que haremos cuando lleguemos a la ciudad?.
-Águila: Pues dejaremos a Estaban en la ciudad y nosotros esperaremos a que acabe y lo llevaremos a un lugar seguro.
-Sátur: ¿A si?.
-Águila: Claro, nosotros no tenemos nada que hacer en esa ciudad, solo estamos acompañando a Esteban y nada mas. Lo que él tenga que hacer en ese lugar, eso solo le incumbe a él.
-Sátur: Esta bien amo.
-Águila: Y ahora dejate de preguntas y ayudame a buscar leña.
-Sátur: Si amo.
Águila y Sátur se encontraban cogiendo leña cuando de pronto se oyeron unas pisadas detrás de ellos.
-Águila: Parate Sátur.
-Sátur: ¿Que ocurre amo?.
-Águila: He oído pisadas, Sátur quedate quieto detrás de mi.
-Sátur: Esta bien amo.
Sátur obedeció a su amo y se quedó detrás de él, Águila sacó la katana y se quedó mirando hacia el lugar del que habían provenido las pisadas, tras unos minutos de detrás de los arbustos salió un ciervo.
-Sátur: Vaya, ya es el segundo animal que nos asusta hoy.
-Águila: Hay que estar alerta, no nos podemos confiar, se que los bandoleros se esconden por estos lugares así que mantengámonos bien alerta.
-Sátur: Esta bien amo.
-Águila: Bueno creo que con esta leña tenemos suficiente, volvamos a la cueva.
-Sátur: Si.
Águila y Sátur volvieron a la cueva y allí se unieron a Esteban que seguía sentado en el mismo sitio.
-Águila: Ya hemos vuelto.
Esteban dio un brinco.
-Esteban: Uh que susto, me había quedado dormido jeje.
-Águila: Normal debes de estar agotado, bueno encenderé un fuego y podremos entrar en calor.
-Sátur: Buena idea, pero amo.
-Águila: Dime Sátur.
-Sátur: ¿Que vamos a cenar?.
-Águila: No te preocupes por eso, he traído carne seca.
-Sátur: Oh, usted tan previsor como siempre.
-Águila: Claro, yo sabia que este viaje nos iba a llevar unos cuantos días, así que traje provisiones y si no bastan pues cazaré algo, la comida no es problema.
-Sátur: Ya veo.
Águila sacó el pedernal y lo frotó con la daga, de hay saltaron unas chispas Sátur acercó un poco de pasto y este prendió, pusieron la llama en el suelo y le pusieron palos finos, al cabo de unos minutos ya tenían una hoguera.
-Esteban: Oh que calorcito.-Este se acercó a la hoguera y tendió las manos para calentarselas un poco.
Águila se acercó a las alforjas de su caballo y sacó la carne seca, le dio unos cuantos trozos a Esteban y Sátur y él se fue fuera a comer, ya que no se quería quitar el embozo delante de Esteban.
Al acabar de cenar todos se fueron a dormir menos Águila que se quedó vigilando, ademas no se quería dormir sabiendo que Esteban podía levantarse y al verlo dormido quitarle el embozo y ver su identidad, la verdad era que Gonzalo estaba comenzando a desconfiar de Esteban.
Tras unas cuantas horas Sátur se despertó y se acercó a su amo.
-Sátur: ¿Amo, usted no duerme?.
-Águila: No, yo prefiero mantenerme despierto y así vigilaré.
-Sátur: Esta bien amo, yo voy a seguir durmiendo.
Sátur volvió a su sitio y se tumbó.
El resto de la noche transcurrió tranquila, Águila se fue a otra cueva que había cerca de allí y en ella pudo dormir un poco.
Ya por la mañana Águila volvió a la cueva donde estaban los demás.
-Águila: Venga levantad que hay que seguir.
-Sátur: Oh amo, déjenos dormir un poco mas.
-Águila: Sátur no me seas gandul y levanta de una vez.
Sátur de muy mala gana se levantó, Esteban ya se había levantado y estaba recogiendo las cosas.
Tras unos minutos todos salieron de la cueva y se dirigieron hacia la ciudad perdida.
-Águila: Si no me falla la memoria al medio día habremos llegado.
-Sátur: ¿Enserio?.
-Águila: Si.
-Esteban: Estupendo.-Este sonrió sin que lo vieran.
Tras unas horas Águila se paró frente a un gran arco de piedra, este se bajó del caballo y caminó hacia el arco.
-Águila: Bien pues ya hemos llegado, esta es la entrada a la ciudad perdida.
-Sátur: ¿Esa? ¿pero si atrás no se ve ninguna ciudad, si solo se ve bosque.
-Esteban: Oh es la entrada, la recuerdo.
-Águila: Sátur, la ciudad esta abajo, el arco está en una pequeña colina y la ciudad esta abajo, por eso desde ahí no puedes ver la ciudad, ven acercate.
Sátur se acercó hacia donde estaba su amo.
-Águila: Atraviesa el arco y asomate.
Sátur hizo lo que su amo le dijo.
-Sátur: Oh pues es cierto ahí debajo hay una gran ciudad.
-Águila: Bueno Esteban pues ve a hacer lo que tengas que hacer en esa ciudad, nosotros te esperaremos aquí.
-Esteban: ¿Esperarme?.
-Águila: Claro después te llevaremos a un lugar seguro.
-Esteban: No hay necesidad, yo me quedo aquí.
-Águila: Oh.
-Sátur: Vámonos amo.
-Águila: Bueno pues ten mucho cuidado.
-Esteban: Lo tendré y muchas gracias.
-Águila: No hay de que.
-Sátur: Vámonos amo.
Sátur miraba a Esteban de reojo, este no se fiaba del chico.
Águila y Sátur se subieron a los caballos y comenzaron a alejarse de aquel arco de piedra.
Esteban los observaba con una sonrisa de satisfacción en la cara.
-Esteban: Jeje pronto desapareceréis, par de imbéciles.
Su risa se volvió una carcajada muy escalofriante.
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